Inserto en el típico paisaje del norte, Catalina Burgos instaló su casa el 2011 donde no había nada. Al lado de la playa, su hermano el arquitecto Pablo Burgos logró construir el refugio perfecto para que ella, junto a su hermana Alejandra, pudieran compartir en familia y disfrutar del silencio, el sol y la vida tranquila que ofrece el lugar.
Te invitamos a leer la entrevista donde nos cuenta un poco más de cómo goza y vive su refugio hace ya varios años.
¿Cuándo compraste esta propiedad? ¿Dónde se ubica?
Compramos el sitio el año 2010 y el 2011 empezamos con la construcción de la casa.
¿Cuáles fueron tus principales razones para comprar?
Son varias las razones, pero las principales fueron tres. La primera, fue que con un grupo de seis parejas de amigos nos compramos sitios contiguos. La segunda razón, fue la cercanía que tenía el sitio con la playa, por lo no hay que tomar el auto durante las vacaciones. Y la última, fue que al estar en Huentelauquén quedas fuera de la “chuchoca” y del carrete típico de la V región.
¿Cuál fue tu inspiración al diseñar tu casa?
La casa fue construida para que viviéramos dos familias, mi hermana con su marido e hijos y yo con la mía. Por eso, la principal motivación fue tener buenos espacios comunes que permitieran dividir a cada una de las familias, dejando así una casa acogedora y fácil de habitar. Además se debía aprovechar al máximo la luz del sol, ya que en el sector no hay electricidad.
¿Con qué frecuencia la usan?
Vamos mínimo una vez al mes, además de los fines de semanas largos y vacaciones. Pero siempre nos quedamos con gusto a poco. A los niños les encanta ir, pero no nos quedamos más para que no se sientan obligados y terminen odiando el lugar.
¿Qué es lo que más te gusta hacer cuándo la usan?
¡Desconectarme! Allá no llega el diario, no hay televisión, no hay nada… Es un lugar donde tomo aire y fuerzas para llegar a Santiago y enfrentar el año.
¿Cuál es el lugar favorito de tu casa?
Definitivamente la terraza. Como en Huentelauquén siempre hace calor y prácticamente no llueve la vida se hace siempre afuera.
¿Cómo ha influido en la dinámica familiar?
Ha influido mucho, ya que es un lugar nuestro, donde los niños son absolutamente libres, pueden ir a la playa solos, salen en moto, se van de casa en casa juntándose con sus amigos, pero siempre están cerca nuestro. Siento que han crecido mucho ahí.
¿Qué es lo que más te gusta de Huentelauquén?
¡La playa! Es exquisita, no hay nadie… Bajamos hasta con parrilla y nos quedamos todo el día hasta que oscurece, es el mejor panorama de la vida.
¿Algún dato imperdible que nos quieras compartir?
Es difícil esta pregunta porque no hay nada a la redonda… lo más cercano son las empanadas de Huentelauquén y el máximo panorama es ir a almorzar a Puerto Oscuro, que queda un poco más al norte.
¿Ves la compra de una propiedad vacacional como una inversión?
A la larga yo creo que es una inversión. Pero para mí es un lujo para disfrutar en familia.
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*escrito por la periodista Constanza García Huidobro para Mi Segunda Vivienda