© Estudio Valdés Arquitectos
En el año 1996, los arquitectos Patricio Schmidt, Leonardo Valdés y Gonzalo Donoso diseñaron el Plan Maestro de lo que sería uno de los condominios más emblemáticos de la zona Cachagua- Zapallar. Costa Cachagua, cuyo nombre en Mapuche significa “Lugar de patos” está ubicado en la V región, a 183 kilómetros al noreste de Santiago. Tiene una playa de 5 kilómetros de extensión y entre sus principales atractivos se encuentra su espectacular cancha de golf diseñada por Kelly Blake Moran.
Proyecto autosustentable
“El concepto fue hacer un proyecto que se auto abasteciera en cuanto a equipamiento, un Comunity de Golf y playa, que no se colgara a la infraestructura existente de Zapallar y Cachagua, sino que aportara con una nueva”, cuenta el arquitecto Leonardo Valdés.
Vale la pena recordar, que en esos años se estaban concibiendo varios desarrollos de estas características en el país, como Las Brisas de Santo Domingo y Las Tacas en la IV región. “La idea era diseñar un proyecto con una fuerte imagen, orientado principalmente a familias jóvenes y a las que buscaban un estilo de vida que combinara vacaciones, al estilo tradicional, pero solucionando los problemas prácticos de seguridad y servicios por una administración central”, aclara Valdés.
Costa Cachagua fue concebido por un grupo de inversionistas en 1996, año en que se concretó la compra de los terrenos y en 1998 ya estaba a la venta su primera etapa.
Desde sus comienzos fue pensado como en un lugar autosustentable y exclusivo que debía contar con todos los atributos y características que el mejor proyecto de segunda vivienda de la zona debía tener. Han transcurrido ya 20 años y hoy nos encontramos con un proyecto consolidado, con una urbanización bien pensada, una vista privilegiada al mar desde cualquier lugar, un paisajismo que respetó la flora y fauna de la zona y un equipamiento de primera categoría que incluye: Club House, restaurant y Chiringuito en la playa, cancha de golf, de futbolito y de tenis, piscinas al aire libre y temperada, acceso a playa privada a través de un túnel especialmente construido bajo la carretera.
Angélica Vial, tiene un departamento en Costa Cachagua hace aproximadamente seis años y cuenta que lo que más le gusta de este condominio son sus instalaciones, las que disfruta junto a toda su familia. “Tengo un departamento que es de fácil mantención y con estupenda vista. No necesito más, ya que todo el resto de la entretención la tengo dentro del condominio”.
Pueblo Blanco
Pasando por la carretera que te lleva de Laguna de Zapallar a Cachagua, mirando a mano derecha, uno puede ver un “pueblito blanco” que se emplaza en las lomas de las montañas. Es un conjunto armónico que ha crecido orgánicamente con el paso del tiempo. Esto es gracias al Plan Maestro que crearon los arquitectos.
Un Plan Maestro es una guía de acciones a futuro. Por lo tanto, los planos urbanísticos y la normativa, pasan a ser un cuerpo legal que garantiza la fidelidad a un patrón arquitectónico. “El modelo que se concibió fue el de un campo verde de golf con Club House y laguna, el cual está rodeado de departamentos diseñados como casonas de tres pisos, es decir a una escala humana y con encanto. También, se crearon amplias zonas de sitios de más de 1.000 m2 y más de 30 metros de frente cada uno. Se hizo un reglamento orientado principalmente a asegurar las vistas al mar de los sitios traseros” asegura el arquitecto Leonardo Valdés.
“La imagen inicial fue la de un conjunto blanco, que estimulara la diversidad de formas, pero que el color común le diera una unidad de conjunto, que es un activo muy preciado. Además, el reglamento obligó el uso de la piedra local y los jardines de flora nativa, que fue algo adelantado a la época y que le ha dado a Costa Cachagua un sello propio. Al principio, la inspiración fue la arquitectura de la Costa del Sol española, y posteriormente fue alternándose con modelos más modernos, por la necesidad creciente de incorporar ventanales más generosos. Ese contrapunto le da gracia al total y evita la monotonía”, aclara Valdés.
Entretención a toda costa
Francisca Rivas va hace más de trece años a Costa Cachagua. Los primeros cuatro tuvo un departamento, pero como la familia creció, después de un tiempo compró una casa en la que lleva más de nueve años. Ella confiesa que lo que más le gusta de este condominio son las instalaciones. “Además de la vista al mar, es un lugar donde me siento segura, en el que tengo muchos amigos y familiares y mis niños lo pasan bien, porque juegan golf, tenis, y se juntan con sus amigos en el Bar Tees”.
Angélica Vial, cuenta que lo que más usa son las piscinas y la playa. “Me encanta que haya piscina temperada porque te asegura una actividad todo el año. Yo y toda mi familia la usamos mucho, al igual que la playa en el verano. Es muy rico disfrutar de una playa propia y no tener que trasladarse a Maitencillo, Cachagua o Zapallar”.
Pero, si hablamos de Costa Cachagua no podemos dejar de mencionar el golf, sin duda el deporte estrella de este condominio. Con una cancha de nueve hoyos, diseñada por el arquitecto norteamericano Kelly Blake Morán, ésta se luce como una de las mejores de la zona. El club cuenta con instructores especializados y toda la infraestructura necesaria, tanto para los deportistas avanzados, como para los que se están iniciando. Francisca Rivas practica este deporte hace un tiempo y cuenta que le gusta mucho la cancha. “Me encanta jugar golf y tener la cancha al lado de mi casa es un lujo. He participado también en campeonatos en Costa Cachagua y están muy bien organizados”, finaliza.
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*escrito por la periodista Constanza García Huidobro para Mi Segunda Vivienda
